Miles de niños inmigrantes viven la pesadilla del sueño americano

DONNA, Texas – El pasado martes por primera vez, el gobierno de Joe Biden permitió a los periodistas ingresar al principal centro de detención para inmigrantes, revelando una estructura severamente sobrepoblada donde más de 4,000 personas, incluidos niños y familias, estaban hacinados en un espacio destinado sólo para 250 personas y dónde los niños más pequeños duermen en colchones en el piso de un amplio corral.

El presidente Biden ha estado bajo presión para que el proceso de entrada de las miles de familias y niños a la frontera de los Estados Unidos con México sea transparente. El Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de los EE. UU. permitió que dos periodistas de Prensa Asociada (AP, por sus siglas en inglés) y un equipo de CBS recorrieran las instalaciones en Donna, Texas, en el Valle del Río Grande, el área más popular para cruces ilegales.

El martes los periodistas descubrieron que sobre 4,100 personas estaban alojadas en el centro de detención y la mayoría eran niños no acompañados esperando ser admitidos para luego ser transportados a instalaciones administradas por el Departamento de Salud y Servicios Humanos para luego ser ubicados con un miembro de la familia, pariente o patrocinador. Los niños estaban siendo alojados en ocho cápsulas construidas de plástico. Cada una de las cápsulas mide unos 3,200 pies cuadrados (297 metros cuadrados) de tamaño. Muchas de las cápsulas tenían más de 500 niños. Los niños más pequeños, entre ellos, una niña de 3 años a la que cuida su hermano de 11 años y un recién nacido con una madre de 17 años, se mantienen alejados de las cápsulas y duermen en un área del corral.

El martes, los periodistas fueron testigos de cómo se admitían a los niños. Los periodistas observaron cómo se realiza la inspección de piojos, evaluación médica, que incluye verificar si tienen sarna, fiebre, y otras dolencias, y pruebas psicológicas. No se administró ninguna prueba de la COVID-19 a menos que un niño mostrara síntomas. Luego, los niños son llevados a una sala de admisión donde a los mayores de 14 años se les toman las huellas dactilares y se les toma una foto, sin embargo a los niños más pequeños no se les hace lo mismo.

Después que los niños son admitidos, reciben avisos para comparecer ante la corte de inmigración. También los agentes de la Patrulla Fronteriza les preguntan si tienen un contacto en los EE. UU. y dejan que los niños llamen a esa persona. Finalmente, a los niños se les entregan unos brazaletes con un código de barras que muestra el historial de aseo e información sobre sus condiciones médicas.

Más de 2,000 niños han estado en las instalaciones de Donna durante más de 72 horas, incluidos 39 durante más de 15 días. En general, se supone que la Patrulla Fronteriza no debe detener a niños por más de tres días, pero Salud y Servicios Humanos carece de espacio. Entre 250 y 300 niños ingresan diariamente a los EE. UU.

El presidente Biden se ha negado a reanudar la práctica de la pasada administración de deportar a niños inmigrantes no acompañados. Cientos de niños y adolescentes cruzan la frontera a diario, la mayoría huyendo de la violencia, la pobreza, o los efectos de los desastres naturales en Centroamérica. En algunos casos, los padres a los que se les ha negado la entrada a los EE. UU. han enviado a sus hijos a cruzar la frontera solos, con la esperanza de que eventualmente los coloquen con familiares.

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